29-05-2020
Había una vez una muchacha que se llamaba Sonia que iba a un Centro Ocupacional llamado Sínia. Un día recibe una grata sorpresa junto a sus compañeros de grupo, justo un día antes de la fiesta de Navidad, nos habían concedido el primer huerto adaptado para personas con diversidad funcional al centro Sínia. Intentamos ir a verlo, pero ese día llovía mogollón, y nada, no pudimos ir a verlo. Al final fuimos a verlo, entre ellas estaba Sonia. Era un huerto muy chulo porque este huerto no estaba en el campo sino que estaba en un bloque de pisos, concretamente en la calle Avinyó. Era un huerto urbano y la muchacha iba muy contenta porqué aparte de recoger lo que sembramos y hacer el mantenimiento, disfrutábamos del espacio. Cuando hacía calor nos poníamos a tomar el sol, hacíamos desayunos y tenía unas vistas impresionantes que se veía toda Barcelona.
La muchacha para que las verduras crecieran más rápido les cantaba. El huerto era compartido con el Taller Sant Jordi y a veces les venían ayudar los chavales de CECAS. Al ver las verduras, la gente se sorprendió y nos vinieron a grabar para hacer un documental. Todo eran buenas noticias! Pero la gran noticia llegó porque les concedieron un premio, el premio “EPSA European Public Sector Award”, en la categoría de proyecto local y de buenas prácticas en el ámbito social y aunque se hizo la entrega en Maastricht y la muchacha no pudo asistir, luego se repitió la entrega en Barcelona. La muchacha al enterarse se puso muy feliz y contenta. Un huerto urbano accesible cuidado por personas de diferentes colectivos, favoreciendo el tejido asociativo. ¡¡FANTÁSTICO!!
Sonia Rodríguez
Usuaria Centro Ocupacional Sínia