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Unión de Cooperativas para la Fabricación de Pastas para Sopa se fundó en octubre de 1920 y era propiedad de 40 cooperativas. Nació (como otros de la época) para hacer frente a las dificultades económicas que sufría el proletariado industrial. Con la solidaridad y la ayuda mutua como premisa, las cooperativas se convirtieron en instituciones sociales de primer orden y organizaron el consumo, la producción y el crédito de miles de familias trabajadoras en seguimiento de los principios de la democracia económica. Inicialmente, destacaron las cooperativas obreras de consumo, asociaciones de consumidores que suprimían los intermediarios burgueses y compraban al por mayor productos básicos para conseguir mejores condiciones de calidad y precio, y que luego los distribuían entre las familias asociadas. Con los excedentes de la compra mancomunada, desarrollaron prestaciones sociales, culturales y educativas: escuelas; fondos de previsión por enfermedad, vejez o muerte; cajas de resistencia para huelgas; y mutuas de salud. A partir de la fórmula autogestionaria, las cooperativas mejoraron la vida de sus miembros, todo aspirante a sustituir las relaciones sociales capitalistas para la práctica de la cooperación.