La plaza de Can Fabra ocupa parte de los terrenos de la antigua hilatura Fabra i Coats, de la que se conserva el edificio central reconvertido en la Biblioteca Ignasi Iglesias. La recuperación del espacio público surgió de una iniciativa del vecindario de Sant Andreu. En 1989 comenzaron las primeras plantaciones. La zona ajardinada adyacente a la calle del Dr. Balari, la Fonte cibernètica y la plaza dura que la rodea se terminaron en 1995. Posteriormente se completó el ajardinamiento de la parte posterior de la biblioteca, en el 2000. El resultado es la creación de dos ámbitos diferenciados en su distribución y geometría.
Ante la biblioteca hay una plaza pavimentada y una lámina de agua. A uno de los lados un espacio verde con voluntad de jardín de barrio. Es un rincón resguardado del tráfico viario, con una zona de sombra y de estancia. Detrás de la biblioteca hay un segundo espacio ajardinado.
Desde la calle del Segre se accede por un pavimento de hormigón rojizo con una hilera de almeces (
Celtis australis) a ambos lados. A mano izquierda quedan los accesos a la biblioteca ya mano derecha un jardín resguardado con forma de bala, con un estanque ovalado que cruza un puente chino de madera. En el interior del pequeño estanque crecen tres ejemplares de ciprés de los pantanos o ciprés calvo
(Taxodium distichum). Durante el otoño, su hoja toma un color rojizo antes de caer. Crece en espacios lacustres, es decir a los lagos, estanques, pantanos y zonas pantanosas. Por eso es natural encontrarlo dentro del agua mostrando sus raíces aéreas que sobresalen en la superficie para captar oxígeno.
Todo el lago está rodeado de árboles y de una mezcla arbustiva de planta persistente que forma un sotobosque frondoso mediterráneo. Este sotobosque actúa como muro pantalla amortiguando el tráfico de la calle del Segre. Encontraremos
pinos piñoneros (
Pinus pinea), cipreses,
(Cupressus sempervirens) encinas (Quercus ilex) un olmo de Siberia
(Ulmus pumila) y almeces
(Celtis australis). En el sotobosque destacan madroños
(Arbutus unedo) que casi traspasan el umbral de arbusto en árbol, al igual que un gran durillo
(Virburnum tinus), feijoa
(Acca sellowiana) junto con aligustres
(Ligustrum lucidum) y aladiernos
(Rhamnus alaternus). El espacio, rodeado de bancos, es una auténtica isla de tranquilidad.
El segundo espacio ajardinado nació del proyecto de remodelación de la biblioteca y es el contrapunto al primer jardín más naturalizado. La parte más cercana al edificio está pavimentada con adoquines. Estas van generando parterres geométricos, con rampas, que crean los circuitos de paso hacia el resto del espacio pavimentado con arena. En estos parterres geométricos encontraremos cipreses
(Cupressus sempervirens), laureles
(Laurus nobilis), Eleagnus pungens refleja y pitósporos
(Pittosporum tobira). A lo largo del espacio encontramos numerosos ejemplares de chopo
(Populus nigra) - en grupos desordenados o afilerats-, pinos
(Pinus pinea), tipuanas
(Tipuana tipu). En paralelo con el límite con la calle de Otger, el parque presenta un conjunto lineal de bancos con un pavimento de adobes al que dan sombra un grupo de tipuanas. En este espacio comienza un conjunto de pérgolas, con un total de 5 tramos, donde crecen diferentes tipos de trepadoras. Hasta el segundo tramo no hay, sin embargo, ninguna especie emparrada, es una Bignon rocío
(Podranea ricasoliana). En el tercero, encontramos glicina
(Wisteria sinensis) combinada con rosales. Al cuarto encontraremos
rosa banksiae y en el quinto tramo, que está orientado hacia la calle de Sant Adrià, nuevamente hay Bignon rocío.
El tercer y último espacio es la lámina de agua, rodeada de césped, de la fuente cibernética. Esta gran fuente ornamental fue proyectada por Ramon Llopart. Es una fuente musical con surtidores parabólicos y verticales que generan cortinas líquidas formando figuras. Telemáticamente se controla el flujo del agua, la música y la luz para generar coreografías sincronizadas.