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Este parque, realizado en dos fases, aporta dos conceptos muy diferentes en cuanto a usos y paisaje. La primera que se construyó es la más extensa y reproduce un paisaje rural forestal, con una vegetación mediterránea. El terreno es bastante ataludado, y el recorrido se ordena mediante caminos de tierra muy anchos, comunicados de vez en cuando por tramos de escaleras que permiten, asimismo, acceder a los espacios mirador situados en las cotas más altas.
De uno de los muros de piedra que hacen de balcón brota un gran chorro de agua que, conducido por un pequeño canal de hierro de 28 metros de largo, va a parar a un pequeño estanque que se vierte montaña abajo en una cascada. Cerca, un amplio tramo de escaleras conduce hasta la zona inferior del parque, que se construyó en una segunda fase.
El jardín urbano
Muy amplio y bien distribuido, aquí el Parque del Mirador del Poble Sec se convierte en un jardín urbano que hace de transición entre el paisaje forestal de Montjuïc y el barrio del Poble Sec. Hay pistas de petanca y juegos infantiles, y los espacios de descanso están protegidos por la sombra de los árboles y por una pérgola cubierta de enredaderas. En uno de los extremos, un estanque lleno de vegetación acuática recoge el agua que baja por la cascada escalonada de 18 m de altura, que tiene su origen en el pequeño estanque que hay montaña arriba.
Un parque entre parques
El Parque del Mirador del Poble Sec está situado entre diferentes espacios verdes de esta vertiente de la montaña de Montjuïc. Justo donde empieza el parque por el lado del pasaje de la Viñeta hay alineado uno de los extremos del Parque de la Primavera, y la zona del parque que sube paralela al pasaje de Carner va a parar a los Jardines de Mossèn Costa i Llobera .
vegetación
En este parque hay, entre otras especies arbóreas, jacarandas (Jacaranda mimosifolia), almeces (Celtis australis), Fraxinus berlandieriana, encinas (Quercus ilex), acacias (Robinia pseudoacacia), olmos (Ulmus pumila), sóforas (sófora japonica ), cipreses (Cupressus sempervirens), pinos carrascos (Pinus halepensis), pinos piñoneros (Pinus pinea), falsos pimenteros (Shinus molle) y muchos árboles del amor (Cercis siliquastrum), a los que se ha dado un porte arbustivo. En la gran zona de estar destacan los Sapindales (Koelreuteria paniculata), y la pérgola que hay está cubierta por glicina (Wisteria sinensis) y viña virgen (Parthenocissus tricuspidata).
historia
Desde finales del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX, Montjuïc fue un lugar de recreo para los barceloneses, que subían a la pequeña montaña doméstica a hacer costilladas o refrescarse en las múltiples fuentes. Con la excepción del castillo militar, el territorio era privado, dividido en tres grandes fincas dedicadas a la caza oa tareas agrícolas. Fue a raíz de la planificación urbanística con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 que el Ayuntamiento comenzó a comprar tierras en Montjuïc, y Jean-Claude Nicolas Forestier fue llamado para ajardinar la montaña.
Aunque Montjuïc vivió un segundo gran impulso urbanizador raíz de los Juegos Olímpicos de 1992, que permitió continuar ajardinando amplias zonas desnudas hacia mediodía, algunos rincones de la montaña -sobre todo los que estaban cerca de la ciudad por la parte del puerto y del barrio del Poble sectores aún restaron ocupados por barracas, huertos espontáneos, talleres y edificaciones precarias de todo tipo. La creación del Parque del Mirador del Migdia, entre los años 1995 y 1997, representó la ordenación de buena parte de estos terrenos.